El siglo XVII - Siglo de Oro de la pintura espa±ola - tiene uno de sus mayor
es centros artφsticos en Sevilla, animada por una religiosidad intensa, muy cercana a la devoci≤n popular.\par
\ATXul1024 Zurbarßn\ATXul0 , gran espφritu mφstico, pone su obra al servicio de las ≤rdenes monßsticas de Sevilla: la estructura arcaizante de
sus pinturas, encendidas por vivos contrastes luminosos, interpreta una espiritualidad austera y absoluta.\par
\ATXul1024 Murillo\ATXul0 encarna mßs de cerca la devoci≤n popular que se expresa en escenas φntimas y cotidianas, suavizadas por colores fl
uidos y delicados. El mismo espφritu se halla en sus obras de tema picaresco, muy populares en ese entonces.\par
Distinta es la situaci≤n artφstica en Madrid, en la corte de Felipe V, donde trabaja \ATXul1024 Velßzquez\ATXul0 , retratista oficial. Sus f
iguras, lejanas de toda intenci≤n celebrativa, son de una extraordinaria inmediatez, gracias a una tΘcnica pict≤rica aplicada con gran libertad de ejecuci≤n en toques vibrantes de color.\par
Una posici≤n aparte ocupa \ATXul1024 El Greco\ATXul0 , que exp
resa una religiosidad visionaria cercana a la de los grandes mφsticos espa±oles: las formas muestran un alargamiento atormentado, las expresiones son devotas y ardientes, los colores y las luces exaltados.\par
DespuΘs de un perφodo transitorio, dominado
por los artistas extranjeros, a fines del siglo XVIII aparece la gran pintura de \ATXul1024 Goya\ATXul0 , ora sensual y jubilosa, ora crφtica y amarga, ora profundamente trßgica, pero siempre desvinculada de toda convenci≤n acadΘmica. El Louvre conserva
soberbios ejemplos de su retratφstica, con obras extraordinarias de gran penetraci≤n psicol≤gica y libertad cromßtica.\par